Poesía de Malta: Karl Schembri

Presentamos, en versión de Antoine Cassar, una muestra de la obra del escritor y periodista Karl Schembri (1978) es uno de los autores más comprometidos e internacionales de la isla meditérranea de Malta. Tras cuatro años en la Franja de Gaza, hoy tiene su base en Jordania, donde ejerce como representante de prensa para el Norwegian Refugee Council. Sus frecuentes viajes a tierras y campos de refugiados de Iraq, Siria y Yemen continúan a alimentar su escritura. Su novela más conocida, Il-manifest tal-killer (2006), fue serializada para la radio Campus FM, sin llegar a emitirse tras una orden de censura de la Universidad de Malta. Un año después fue llevada al teatro, adaptada por Lemonhead Productions. Es autor de dos colecciones de poesía, ambas del 2013: Passju Taħt ix-Xita (Rayuela bajo la lluvia, Horizons), y Remember the Future (Writing Knights Press, EEUU). Ha leído sus poemas en festivales en Malta, Lodève (Francia), Dublín, Ubud (Indonesia) y Byron Bay (Australia). En febrero, Schembri fue uno de los poetas invitados al XIII Festival International de Poesía de Granada, Nicaragua.

 

 

 

Esta es mi isla

 

Esta es mi isla

follando entre hojas secas

y tiestos de alfarería.

Mi corazón se acostumbró

a las sequías del verano

y a las heridas de las chumberas.

Aborrece la vetusta humedad

de las granjas desgranadas,

los altares, los que quedan

tallados en la caliza

con la sangre de mártires olvidados,

los templos de felicidad antigua

llevados por el boca a boca

de vecinos que desaparecieron.

Mi isla, extraviada, retozando

entre Leli de Ħaż Żgħir, Fredu Gambin y los nietos de Venut

que este verano se fueron de compras a Dubái

y el año que viene irán a ver al AC Milan.

 

Mi pobre isla

que se enamora de gente sin corazón

y bestias sin víscera,

intimidando a enanos

y a veces cabreando a gigantes.

Tañe las campanas para santos de cartón piedra

mientras su amado le pone los cuernos

en medio de la plaza

eyaculando cerveza.

Allí va ella, confundiendo siempre

la valentía con la ignorancia,

la ola con la riada,

timidez vacía con drama insular,

puritanismo heredado de su último conquistador –

no sabe si ha de seguir venerándolo y dejarlo

penetrarla por el ano

o si echarlo ya de una vez

y decapitarlo

como hicieron con el asqueroso Barbazul.

 

Amo a mi isla

con la distancia del astronauta

que nunca sabe

si volverá a casa

vivo.

 

 

 

Nota: Leli de Ħaż Żgħir, Fredu Gambin y los nietos de Venut son personajes inventados por tres autores principales de la narrativa maltesa. En Leli ta’ Ħaż Żgħir (Manolo de Pueblo Pequeño), novela psicológica escrita por Gużè Ellul Mercer, Leli es un ilustrado considerado loco; en Il-Gaġġa (La jaula) de Frans Sammut, el antihéroe Fredu Gambin lucha contra la mentalidad insular; y Ulied in-Nanna Venut fl-Amerka (Los nietos de la abuela Bienvenida en América), de Juann Mamo, es una sátira de un grupo de malteses emigrados a Nueva York.

 

 

 

Billete abierto

 

Soy ciudadano con valija

mi país es color del sol

mi lengua va lamiendo los dialectos

mis piernas bailan con el viento

mis ojos conocen las mujeres de la calle.

 

Billete abierto, diario en blanco,

restos de la memoria

un pasaporte con el rostro de los pueblos que amé

la dulce sonrisa de ayer

y un folleto del museo de las historias

llevo conmigo.

 

Mi isla navega con las corrientes

se echa polvetes en los aeropuertos

se tumba a descansar en los alféizares

de las ventanas abiertas del tren.

 

El mapa de mi tierra

se dibuja cada mañana

un mosaico de iglesias vacías

y de plazas abarrotadas

cantaores en los callejones

niños comiendo helado

 

esquinas oscuras

muros iluminados

lugares de pecado

para los pícaros

 

en esta tierra mía infinita

el tiempo se ha detenido

 

el yihadista

se emborracha con el Papa

y llama a los feligreses,

los feligreses toman al almuecín

por arlequín

y lo mandan a la mierda

 

en este sueño de mi pueblo

sin despertador

el tiempo se ha detenido.

 

*

 

Los espíritus asedian la noche de palabras

hilando rimas gemelas en profusión

parpadean en los cruces las linternas

con su litanía de creación.

 

Canto en mi lengua el salmo de la hermosura

mi lengua que ha lamido los sudores de todos los tiempos

voy versando en proverbios las fábulas de los ancestros

y las verdades del yo entono en cuentos.

 

Escuchad el campanario que se mofa de nosotros

al recordarnos la hora en este día infinito

mientras el incienso nos acaricia las narices

con gotas de reposo aún prometido.

 

En los escalones de la iglesia reniego

las biblias que me dieron de comer sin gana

los tabernáculos dorados en los altares

cerrados con llave por mano humana.

 

Porque yo creo en los rumores de los tontos

en versos grabados con rabia en el muro:

‘te amo’, ‘no a la globalización’, ‘te quiero a mi lado’,

‘jódete’, ‘no’, ‘a tomar por culo’.

 

Caminé y caminé hasta descubrir todo esto

caminé y caminé sin nada encontrar

me tumbé en una cama de hotel

que según la recepción era matrimonial.

 

Conozco un sol que brilla sólo a fin de tarde

conozco un mar oculto bajo el desierto

conozco una chica que vive de la tierra

conozco un árbol negro en un ocaso incierto.

 

Conozco a un chico brasileño

que mira un avión en pleno vuelo

y se pregunta cómo hace la gente

para subir allá arriba y atravesar el cielo.

 

Conozco a un preso tunecino

clandestino.

 

Conozco a un japonés

al que le robaron la bici.

 

Conozco a un libio sin pasaporte

que trabaja en una cantera.

 

Conozco a una chica del Kósovo

que toca un piano destripado.

 

Conozco a un palestino

que visita la tumba de su hijo todos los días

conozco a su madre que no quiere hablar

y a su amigo que estaba con él aquel día.

 

Conozco a un bailarín catalán

tan ágil que su sombra se queda atrás

va trazando círculos en la arena

fíjate en la luna que baila al compás.

 

Esta es mi tierra

este es mi pueblo

esta es la hora

en que me llevo el viento.

Esta es mi tierra

mi pequeño universo

esta es la historia

que en la valija llevo.

 

 

 

A la seguridad del aeropuerto Ben Gurion

¡Es un cuaderno!

En él escribo poemas

bueno, versos desarticulados

palabras agudas

una metáfora para detonar dinamita

aliteraciones liminares aniquiladoras

al borde del onanismo.

Granadas catapultadas con poesía.

¿Le parece peligroso?

¿Está prohibido en su aerolínea nacional?

¿Será porque mis garabatos en árabe

tallados con navaja

llevan trazas semíticas de semtex

y alambre en cursiva?

Y mis versos de amor febril en francés

los despojos de la obsesión

mis garrulerías en italiano

demasiado de izquierdas para su gusto

y todos mis escritos en maltés,

ah, mis escritos en maltés

– de Malta, ¿es un país? –

haciéndote dudar

si mi pasaporte

no será de un falso país

una entidad inventada

que no resulta bastante enemiga

para su lista negra

y sin embargo lo bastante sospechosa

para hacerme pasar dos veces

por su máquina cobarde de rayos X.

 

No sabe tratar conmigo

sino desde detrás de una pantalla.

Cabrón.

 

También puedes leer