Poesía norteamericana: Carolyn Forché

Carolyn Forché (Detroit, 1950) es una de las poetas de mayor relevancia en la tradición lírica norteamericana. La autora de El país entre nosotros (Valparaíso México, 2015) acaba de recibir el Yale University’s 2017 Wyndham-Campbell Prize, dotado con $165,000 usd. Para celebrar con esta autora, tan cercana a la realidad latinoamericana, presentamos, en versión de Andrea Rivas, el poema “El Barquero”, perteneciente a un libro inédito aún. Forché ha visitado y hecho recitales en México durante 2015 y 2016.

 

 

 

 

 

 

El Barquero

 

Éramos treinta y un almas durante toda la noche, dijo, en el gris-enfermo de mar

en un bote de goma fría, subiendo y bajando en nuestra suciedad.

Por la mañana esto no importa, sin tierra a la vista,

todos estaban empapados hasta los huesos, vivos y muertos.

Todavía podríamos flotar, decíamos, de la guerra a la guerra.

Que había detrás de nosotros, sino ruinas de piedra apiladas en ruinas de piedra?

Ciudad llamada “madre de los pobres” rodeada de campos

de algodón y mijo, ciudad de joyeros y fabricantes de mantos,

con la iglesia más antigua de la cristiandad y la Espada de Alá.

Si alguien permanece allí ahora, asegura, estará completamente solo.

Hay un hotel que lleva su nombre en Roma a doscientos metros

de la plaza de España, donde se puede tomar el desayuno bajo

los retratos de estrellas de cine. Allí, el personal no puede hacer más por ti.

Pero yo estoy hablando tonterías de nuevo, como lo he hecho desde la noche

que encontramos a un niño, no el nuestro, desde el mar, a la deriva cara abajo en un chaleco salvavidas,

sus ojos comidas  por los peces o las aves por encima de nosotros.

Después de eso, Alepo se convirtió en humo, y Raqqa vino bajo una lluvia

de panfletos advirtiendo a todos que se fueran. Salir sí, pero a donde?

Hemos vivido a través de los estadounidenses y los rusos, a través de los estadounidenses

De nuevo, muchas noches de la muerte desde el cielo, las mañanas sorprendidos

de despertar del sueño de la muerte, aún sin enterrar y vivos

sin un lugar seguro. Vamos, sí, vamos a obedecer los folletos, pero vamos a dónde?

Para el mar que nos coma, a las costas de Europa para ser enjaulado?

Al campamento miseria y al campamento de permanecer aquí. Entonces te lo pregunto, ¿a dónde?

Me dices que eres poeta. Si es así, nuestro destino es el mismo.

Y ahora soy el barquero, que conduce un taxi en el fin del mundo.

Voy a ver que llegue con seguridad, mi amiga, voy a llegar hasta allí.

 

 

 

 

 

 

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