Poesía argentina: Juan Rapacioli

Presentamos una muestra de Juan Rapacioli (Buenos Aires, 1987) cursó sus estudios primarios y secundarios en Mar del Plata, donde empezó a escribir. En 2006 se fue a vivir a La Plata, donde pasó por la carrera de Comunicación Audiovisual en la Facultad de Bellas Artes. En 2009 publicó el libro de cuentos La estratagema de la libélula. Desde 2010 trabaja en la sección Cultura de la Agencia de Noticias Télam. Es autor de Dispersión (Buenos Aires Poetry, 2015). Estos poemas pertenecen a su reciente libro Vidrio, publicado en la Colección Pippa Passes de Buenos Aires Poetry.

 

 

 

La montaña

 

no hay tiempo para pensar

me dijeron

entonces subí a la montaña

de los falsos ídolos

 

tomé las armas que me dio

sin preguntar

el viejo en la frontera

 

en la madrugada

éramos cuatro

ahora voy solo

 

en la tierra árida

en el borde roto

en la sed sin límites

 

voy sólo por la montaña

 

llevo el encargo intacto

la caja no corre peligro

porque no la abrí

y no la abrí porque

cumplo mis órdenes

 

hago la lista

tacho los nombres

busco comida

me mudo de casa

y cambio de piel

 

en la cima de la montaña

duermo tranquilo

por primera vez

 

me despierta

como todos los días

el ave negra de la mañana

 

viene con noticias

y nuevos planes

para el amanecer

 

todavía dormido

bajo la montaña

conozco el camino

hacia la casa

 

en el patio la dejo

con las armas adentro

y me alejo por el pasto

hacia el río

 

esperando la señal

la caja desaparece

entre las nubes

que tapan la nieve

 

llego a la orilla

tiro mi ropa

me afeito como puedo

compro una profesión

 

hablo por teléfono

pago las cuentas

evito las noches

trabajo horas extra

 

me voy de vacaciones

con mi familia

a visitar la montaña

 

el ave negra no envejece

y sobrevuela el sueño

 

me despierto desnudo

las cabezas cortadas

bañado en sangre

la nota dice que no hay

tiempo para pensar

 

junto mis cosas

prendo fuego los restos

nado contra la corriente

vuelvo a la cima

duermo en la cueva

 

pasan los años

cazo con piedras

mastico animales

 

espero sentado

parado y acostado

el aleteo nocturno

que me dirá los nombres

 

señalará el camino

trazará el mapa

y me llevará

 

antes del invierno

como un viento cálido

como una lluvia leve

 

me llevará

como un rezo

a la montaña

 

 

 

Vidrio molido

 

vidrio molido en los pulmones

en las fosas nasales vidrio molido

molido en el estómago de los perros

abajo de la casa abajo de los párpados

vidrio molido para levantar una casa

para estrellar una cabeza una certeza

en las uñas vidrio molido en las manos

cerrados los puños molidos en sangre

molido en la mañana sin aire con sed

molido en la ventana rota con piedras

molido en el fondo de la noche cerrada

 

sobre los cuerpos inyectados desnudos

arrojados con espuma en los labios

en los dientes molido en las encías rotas

flotando por la corriente sin poder mirar

la ola definitiva que corta la respiración

molido el vidrio en las pupilas dilatadas

ojos rojos de fábrica clausurada

rabia contenida por espera perpetua

grito molido por cena en familia

lágrima congelada en el espejo

vidrio molido por cada orificio

por cada segundo zumbido de vidrio

molido como una lluvia final

como el final de la lluvia molido sin sol

 

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